PEDAGOGÍA
MUSICAL
SEIS MÉTODOS
A lo largo de la historia, han sido muchos los músicos y profesores que se han preocupado de desarrollar fórmulas y sistemas para facilitar el aprendizaje musical entre todo tipo de personas. También ha existido durante el último siglo y medio un selecto grupo de pedagogos especializados en la educación musical de los más pequeños, creadores de interesantes teorías sobre métodos para aprender música que, en la mayoría de casos, siguen vigentes.
Estos son seis de los métodos para aprender música más populares:
1. Émile Jaques-Dalcroze (Austria, 1865 – 1950)
El Método Dalcroze se basa en la coordinación entre los sonidos y los movimientos, de tal modo que la actividad corporal sirva para desarrollar imágenes mentales de los sonidos. El objetivo fundamental de este sistema es conseguir que el alumno responda de forma casi automática a cualquier estímulo musical. En este sentido, el esfuerzo necesario para transformar los sonidos en movimientos acarrea tal nivel de atención que también ayuda a desarrollar otros importantes conceptos, como la memoria, la socialización o la creatividad.
2. ZoltánKodály (Hungría, 1882 – 1967)
Su Método Kodály se basa en la lectoescritura, las sílabas rítmicas, la fononimia y el solfeo relativo. Dentro de estos complejos conceptos se esconde un sistema muy sencillo, que otorga un gran protagonismo a la voz, a la que considera el instrumento musical más perfecto y versátil que existe. Kódaly aboga por sumergir a los niños cuanto antes (incluso desde el embarazo) en el universo de las notas y los ritmos musicales a través de canciones de calidad , para ir incorporando con el paso del tiempo nuevos niveles de dificultad en el aprendizaje.
3. Edgar Willems (Bélgica, 1890– 1978)
Es el más místico e intimista de todos los sistemas pedagógicos. Entre otros motivos, porque parte de la teoría psicológica formulada por su autor para relacionar el interés por la música con la preocupación del ser humano por su vida interior. De este modo, Willems establece una relación entre las estructuras musicales y psicológicas de las personas, de forma que ritmo, melodía y armonía estarían vinculados con sensorialidad, afectividad y racionalidad. En la práctica, el sistema aboga por el desarrollo entre los alumnos de vivencias y experiencias vitales que les permitan encontrar su yo interior y, de paso, sumergirse en el mundo musical.
4. Carl Orff (Alemania, 1895 – 1982)
Este músico y pedagogo alemán defendió una formación musical basada en el cuerpo humano (empezando por los pies y las manos) y en los instrumentos más sencillos (triángulo o tambor). Fundamentalmente, porque su método otorga una gran importancia a movimientos tan básicos como caminar, saltar o correr al ritmo de la música. Para ello, aboga por la realización de juegos que abarcan desde el trabajo con las palabras para desarrollar el ritmo, hasta el uso de canciones populares para divulgar los aspectos más sencillos de la música.
5. Shinichi Suzuki (Japón, 1898 – 1998)
Su teoría pedagógica, conocida como Método Suzuki, parte de una idea muy sencilla: el talento no es innato, sino que se aprende, y cualquier niño está capacitado para tocar un instrumento, al igual que también lo está para hablar. Su revolucionaria tesis otorga un papel fundamental a los padres, quienes deben implicarse en la formación musical de sus hijos, animándoles a repetir una y otra vez las mismas piezas musicales, que primero serán cortas y sencillas y, con el paso del tiempo, cada vez más largas y complejas.
6. Sergio Aschero (Argentina, 1945)
El método creado por este pedagogo argentino se caracteriza por el establecimiento de vínculos entre la vista y el oído, de tal modo que sus protagonistas son los números, los colores y las figuras, que sustituyen a la escritura musical de toda la vida. En este peculiar esquema de ‘sonocolores’, especialmente destinado a los más pequeños por su carácter lúdico, los colores representan a los sonidos más agudos y los fríos, a los graves. En muchos lugares del mundo, el método Aschero es utilizado por los profesores de música como un recurso educativo más.
OPINIÓN PERSONAL: Los métodos por los cuales me inclino y he trabajado a lo largo de mi carrera son introducir al niño al mundo de la música desde que esta en el vientre de la madre, pues esta comprobado que el feto responde a los estímulos del sonido a las 16 e incluso a las 12 semanas. lo primero que escucharan es la voz de la madre. luego cuando el niño nace seguir ejercitandole musicalmente a través del juego. el juego forma parte de nuestra vida, " A quien no le gusta jugar"
Tú no le has oído todavía, pero el recién nacido ha estado escuchándote durante el embarazo. Ha oído el constante latido de tu corazón y la corriente sanguínea que fluye por tu cuerpo. Y todo eso antes de nacer.
El bebé reconoce tu voz, la conoce de memoria. Su sonido le tranquiliza. Los bebés vienen programados para prestar atención a la voz humana, porque sus cuidadores son personas. Y les encanta escuchar una voz familiar que les da la bienvenida. Conoce todos los detalles sobre el sentido del oído en bebés de 0 a 6 meses.
Alto y claro.
Aunque el oído del bebé ya funciona bien durante los tres meses anteriores al parto, puede estar un poquito alterado en su funcionamiento al nacer. Esto es debido a que le puede quedar retenido algo de líquido amniótico en el oído medio, que puede tardar varios días en absorberse.Ahora que se encuentra en tus brazos, el recién nacido se tranquiliza con el latido acompasado de tu corazón ( haa.. el escuchara cuando estes alterada) Cuando hablas, el niño mueve los ojos hacia el sonido de tu voz. Los bebés prefieren el sonido de la voz humana a otros sonidos y reaccionan más a las voces agudas de mujer que a las profundas voces masculinas. Los investigadores creen que esto se debe en parte a la experiencia prenatal del bebé, durante la cual ha oído sobre todo la voz de su madre. Pero no te preocupes, papá. No tienes que hacer nada más que hablar al niño y pronto reconocerá el tono grave de tu voz.
El umbral de audición de un recién nacido es unos 40 ó 50 decibelios mayor que el de un adulto, lo cual significa que los bebés no oyen los sonidos de baja intensidad que se producen a su alrededor. Pero sí oyen los sonidos altos y en respuesta a ellos pueden sobresaltarse, parpadear, llorar, contener la respiración o incluso dejar de comer por un momento.
El sonido de la música atrae a todos los bebés y les tranquiliza. Su respuesta es emocional, al igual que la de los adultos. Hay pruebas que demuestran que las nanas que cantan al bebé antes del parto (o a su hermanito o hermanita) le resultan familiares y le tranquilizan cuando las oye después.
Lloros y gorgoritos.
El primer lenguaje del niño no contiene ninguna palabra. El bebé expresará sus necesidades llorando. Si le estás dando el pecho, sus lloros estimularán tu producción de leche. Pronto podrás distinguir si es un lloro de hambre o de incomodidad o dolor. El sabe que tú le oyes porque respondes cambiándole o alimentándole, lo cual le tranquiliza. Gracias a tus respuestas, él aprende que es importante comunicarse. Y eso le convierte en un bebé feliz.
A las cuatro semanas, el bebé da otro paso hacia la conversación. Comienza a hacer gorgoritos y tú se los devuelves. Es entonces cuando el bebé comienza a reaccionar a una mayor variedad de sonidos. Todavía se sobresalta cuando algo se rompe y se tranquiliza con las nanas, pero los sonidos medios (ni demasiado bajos, ni demasiado altos) comienzan a abrirse camino.
Entre las cuatro y las seis semanas, el bebé empieza a coordinar dos de sus sentidos: el oído y la vista. Empieza relacionando el sonido de tu voz con la visión de tu cara cuando le hablas. Probablemente habrás observado que ha comenzado a sonreír cuando escucha tu voz mientras te acercas. Si le observas, verás que te sonríe cuando le hablas. En unas semanas, sonreirá cuando te vea la cara, aunque no emitas sonido alguno. Tal es el poder de tu voz, que él se anticipa a su sonido y a sus efectos.
Balbuceos y parloteos.
El bebé nace con sentido del ritmo. El ritmo del habla de los adultos pone su cuerpecito en movimiento. También es sensible a la melodía o la entonación. A los tres meses, ya oye sonidos agudos que antes no podía distinguir. Esto ayuda al bebé a distinguir mejor tu voz del ruido de fondo, sobre todo si le hablas en esa voz alta y cantarina que las mamás (y los papás y los amigos, incluso los niños) utilizan instintivamente con los bebés. No te avergüences. Esta forma de hablar ayuda al bebé a oírte y le ayuda a distinguir las sílabas.
Es su capacidad para oír diferentes sílabas (y distinguir incluso las unidades de lenguaje más pequeñas, llamadas fonemas) lo que le convierte en un niño verdaderamente internacional. Los bebés están preparados para el lenguaje y, como recién nacidos, pueden detectar muchos más sonidos del habla que un adulto. Así que antes de que tu hijo emita una sola palabra, habrá estado balbuceando fonemas que se encuentran, por ejemplo, en el japonés, el sueco o el urdu.
Esta notable capacidad se pierde a finales del primer año. Ello se debe a que el niño se acostumbra a su idioma nativo, porque es el que más escucha. Oírlo le ayuda a dominarlo, que es el objetivo último del bebé: comunicarse con mamá y con el mundo exterior. El oído es fundamental para la comunicación. Afortunadamente, sólo algunos bebés nacen con pérdida auditiva. Los bebés que tienen mayor riesgo de sufrir problemas auditivos, como los engendrados por padres sordos, los nacidos muy prematuros o con graves complicaciones en el parto, deben recibir atención profesional antes de los tres meses de edad.
Como el bebé nace con el sentido del oído muy desarrollado, es capaz de apreciar los sonidos más complejos de la música. Y como las pautas sonoras y los ritmos de la música clásica están más cerca de la melodía de la voz humana que otros tipos de música, los bebés la prefieren. Si la música le convertirá o no en un científico espacial, es mera especulación.
pagina de estudio.
https://www.dodot.es/recien-nacido/crecimiento-y-desarrollo/articulo/el-oido-en-bebes-de-0-a-6-meses